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Anogi – Dormición de la Madre del Señor

La iglesia de Santa María la Virgen de Anogi, Ítaca, está construida a una altitud de 500 m y está considerada una de las iglesias más grandes, más importantes y más antiguas de la Península Balcánica. La planta tiene forma de basílica (30 m de longitud y 10 de anchura) y se dice que parte de ella fue construida hace 700 años. El interior de la iglesia está decorado completamente con frescos de estilo bizantino. Por este motivo, el Ministerio de Educación y Asuntos Religiosos lo declaró monumento histórico. Los maravillosos iconos de los santos y ángeles dan testimonio del talento de su autor, Antonios de Ágrafa, que llegó al apogeo de su carrera artística a mediados del siglo XVII. El pintor procedía de la escuela de Vrangiana, en la región de Ágrafa, en la que se guardaba y perpetuaba la tradición bizantina. Según la inscripción de una lápida de piedra de la iglesia, Antonios de Ágrafa, realizó las pinturas en el año 1680. La iglesia quedó muy dañada por los terremotos de 1953 y fue reparada con esmero gracias al apoyo económico del armador itacense Panos Gratsos. Los frescos fueron renovados y restaurados por el especialista Anastasios Koutsouris.

 

Las pinturas están dispuestas en cinco niveles paralelos en el lateral norte y sur de la nave de la iglesia. En el primer nivel se encuentran pinturas decorativas. En el segundo están retratados una serie de santos representados de cuerpo entero. A primera vista, una parte de este nivel de la pared oeste, opuesta a la entrada principal, recuerda los mosaicos de la basílica de San Vital de Rávena y a los frescos del monasterio de Meteora. La hagiografía de Constantino el Grande y la de Santa Elena de la iglesia de Anogi presentan muchas similitudes con el mosaico que representa a Teodora vestida de emperatriz en Rávena. En el caso de la iglesia de Anogi, el pintor insertó entre Constantino y Elena una doble cruz – más conocida como “cruz de Lorena” –, adoptada como emblema del general De Gaulle durante la II Guerra Mundial.

 

En el tercer nivel se encuentran retratos de santos y venerados insertos en medallones circulares decorados con ramas de vid silvestre. En el cuarto nivel se ilustran escenas de la vida de la Santa Virgen y de los mártires de la iglesia. En el quinto y último nivel – cuya mitad quedó oculta en 1910 con el montaje de un falso techo –, el autor pintó escenas de la vida de Cristo. En conjunto, las pinturas son realizadas al estilo de las escuelas de la Grecia continental, con influencia de la escuela cretense y, probablemente, tal y como hemos recordado, de los famosos mosaicos de las iglesias bizantinas de Rávena.

 

Vathí – Iglesia dedicada a la Entrada a la Iglesia de la Madre del Señor

Catedral de la isla.

La iglesia, dedicada a Santa Virgen María, fue construida en 1800. En el mismo lugar existió anteriormente una pequeña iglesia, ampliada más tarde para resolver las necesidades de los fieles. Tiene un espléndido iconostasio de madera esculpido en 1973 en estilo post-bizantino, por Metsovitis, y un viejo campanario de estilo veneciano, construido en 1820 con piedras del monte Nérito. Los frescos de la iglesia son una obra maestra de arte bizantino.

 

El monasterio de Kathara

El santo monasterio de Kathara, lugar de culto y punto de referencia para todos los itacenses, se alza en la cumbre sudeste del monte homérico de Nérito, a 600 m sobre el nivel del mar y a 15 km de distancia de Vathí. El icono de la Santa Virgen está atribuido a San Lucas y representa el nacimiento del Santísimo Hijo de Dios. La tradición eclesial dice que el nombre deriva de la palabra kathara, que en el dialecto local denomina a los leños y ramas cortados y echados al fuego para la limpieza de un lugar. Según la leyenda, los habitantes de Epiro, al ser perseguidos por los turco-albaneses, dejaron sus casas y se refugiaron en Ítaca, en cuyo monte Nérito se establecieron, en la zona de Mazos, a unos 400 m de distancia del emplazamiento actual del monasterio. En un momento dado, se dieron cuenta de que el icono milagroso del Nacimiento del Santísimo Hijo de Dios faltaba de entre las escasas pertenencias que habían tomado consigo. Una noche vieron una luz cegadora en el lugar donde se halla hoy el lugar de culto. A pesar de todas las pesquisas, no encontraron nada allí. Lo mismo sucedió en otras noches, de modo que decidieron cortar y echar al fuego matojos y arbustos para limpiar la zona y ver qué ocurría. Cuando el fuego se extinguió, vieron un icono que no había ardido. Todos reconocieron el icono del Nacimiento del Hijo de Dios que tenían en Epiro. Puesto que habían encontrado el santo icono de un modo milagroso entre ramas y arbustos, lo bautizaron como Kathariotissa. Y a continuación, construyeron en aquel lugar una pequeña iglesia como custodia para el icono. Según otras versiones de la leyenda, el monasterio habría sido fundado por adeptos a la herejía cátara. Otra variante fue la expuesta por la autora Rita Tsintili-Vlisna: según ella, en el lugar donde se alza hoy el monasterio, existía en la antigüedad un templo dedicado a la diosa Atenea; kathara habría sido uno de los múltiples apelativos de la diosa. Finalmente, el arqueólogo y autor W. Gell dice que esta zona estaba consagrada al dios Apolo. En cualquier caso, lo que sí es cierto es que el monasterio comenzó a funcionar hacia el año 1696.

 

A unos cuantos pasos del monasterio se halla el campanario. En su planta baja se halla la capilla de los santos Constantino y Elena. El campanario se derrumbó en el terremoto de 1953 y fue reconstruido. Desde la torre, la vista es espléndida: se abarca todo el sur de la isla, la parte oriental de la isla de Cefalonia, las islas Equínadas (a la izquierda), la orilla de la región continental de Aitoloakarnania y, en días con buena visibilidad, la orilla del Peloponeso y la isla de Zante. La Santa Virgen María de Kathariotissa está considerada la protectora de la isla; su fiesta es el 8 de septiembre.

 

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